martes, septiembre 29, 2009

La nube de Hamlet

Por un motivo muy simple, la contemplación, pero la contemplación ininterrumpida, profunda, meditativa, por un motivo muy simple: la contemplación de una nube, no sé si creé un vínculo o me vi invadida por su configuración, o si fue un acto congnitivo de los más intensos, un acto actoral, lo cierto es que fui nube y me vi observada por mí siéndolo, y vi como me convertía en camello, como si mal no recuerdo vio Hamlet, pero lo más importante no me vi, fui nube sin verme o sin ver cómo me veía, y no sentí ninguna de esas formas, sobre todo nada de camello, digamos que camello era lo más opuesto a mí, lo más lejano, tal vez si hubieran dicho murmullo, gozne azulado, algo así, pero ¿camello? En realidad fui un baile, un baile llevado o que se dejaba llevar sin resistencia pero con auténtico goce o también un masaje en absoluto estado de relajamiento, yo fui lo que se dice un ser o incluso, por qué no, una cosa, a la vez ensimismada y por completo alejada de sí misma, inconsciente, fabulosamente inconsciente, con sueños ténues indistintos de la vigilia, y mis cambios de forma, mi baile, o el baile del cielo en mí, eso no era nada, yo conservaba mi estructura que era justamente ese baile cambiante de mí, aunque era muy difícil ser nube y ser yo al mismo tiempo, había una tensión, un oscilar de fuerzas, por momentos yo me imponía y conmigo Hamlet y su camello, cosa que hacía sufrir a la nube, cosa que la nube no estaba dispuesta a hacer, sufrir, pues no estaba en su naturaleza, no conocía el sufrir y sin embargo, ahora sufría, y lo que la llevaba en su baile cambiante, el viento, la temperatura, el cielo, también sufría, pensaba, de algún modo pensaba, pensaba abstractamente, forjando por primera vez una representación en su cuerpo de moléculas mentales, la representación imposible para ese ente del concepto “camello” que se le imponía desde mi yo que volvía ahora de ser nube para ocupar su lugar estrechamente humano y que se le imponía sobre todo desde mi idea de Hamlet, como un deseo de Hamlet, como una prefiguración de siglos que Hamlet detentaba en forma de cultura, de cultura arrastrada por el tiempo de una manera brutal, castigando de esta forma a la nube con su forma arbitraria, porque ni Hamlet vio jamás un camello, ni un dibujo de él tan siquiera, así que si hubiera dicho galgo, pero no dijo galgo, ni lebrel, ni gacela, así que lo dejé ir, a él, a Hamlet, del cuál también me había imbuído, y volví a ser nube y aquí sentí todo el sufrimiento humano que le había inculcado, me retorcí con ella en esa absurda cultura representativa del concepto mental que la abrumaba, y también el espacio sufría, así que me retiré de mi contemplación meditativa, cerré la ventana, corrí la cortina, me di cuenta del daño que causaba el deseo de conocimiento, aunque esto no era todo, no era sólo el desear saber y sentir qué es, cómo, en qué consiste la nube desde sí misma, sino también, y sobre todo, el huír de mí, de Hamlet, de estas fijezas anormales, el entregarme a mi deseo de baile, de disipación, de ser llevada, sin parecerme a esto o aquello, vivir un completo desapego de mi forma, pero a través de los siglos se había arrastrado Hamlet con su camello y todo había resultado, digamos, un desastre, una culturización monstruosa de la nube y del espacio que la moldeaba y la conducía en su baile, yo había introducido el “signo” en sus mentes, que carecían de signo aunque no de mente, aunque sí del signo “mente” cuyo significado es francamente terrible y ha hecho sufrir a la humanidad horriblemente, aunque sufrir horriblemente, esto para la humanidad es cotidiano, la humanidad sufre horriblemente como si tal cosa con un espíritu completamente necio y contrario a la naturaleza, o quizás no tan contrario a su naturaleza.

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viernes, septiembre 04, 2009

Diario de Kafka

Septiembre de 1911

"Una persona que no tiene diario íntimo, está en una falsa posición frente a un diario. Así, por ejemplo, cuando esta persona lee en el diario de Goethe que este pasó toda la jornada del 11 de enero de 1797 "ocupado en diversas disposiciones", le parecerá a esta persona que ella misma nunca había hecho tan poca cosa".


Franz Kafka
Escritos sobre sus escritos.
Anagrama, 1983.

Barcoborracho: "La gracia"

Descubrir a un escritor no es cosa fácil, menos aún en la blogósfera. Yo descubrí a uno y me vanaglorio. Creo que se llama Ever Román (¿siempre lenguaje? ¿siempre novela?) y que es paraguayo, aunque habita en el gran Buenos Aires. Escogí este cuento suyo porque es corto y sobre todo porque es muy bueno, pero hay muchos otros (como el que le sigue en la lista “Medios de transporte”, cuento de terror minimalista, cuento de tensión, mejor, que nos hace pasar toda una noche, quizás muy peligrosa, en la calle), y también hay críticas, críticas irreverentes o simplemente sinceras, nunca bodrios ni panegíricos, comentarios de un agudo, a veces efusivo lector que sirven para enseñarnos a leer sin corbata como quería Cortázar que escribiéramos. No se pueden dejar de lado las fotos en las que suele asociarse el objeto libro con el contexto lavadero, hecho interesante cuyo secreto simbolismo, por supuesto, no develaré. No le he pedido permiso al autor del blog (el enigmatico e.r.) para publicar este cuento, sino que he recurrido a las cómodas comillas y a citar la fuente.

La gracia

“No hay nada más triste que la vulgaridad sin gracia”
Salvador Elizondo



"1
Mi historia comienza hace tiempo, yo no sé leer, no sé pensar con claridad, a mí me han dado una voluntad. Yo era diferente y ahora he cambiado y estoy pasando una vida mejor.
Esta idea no la concebí yo, ni siquiera la estoy escribiendo yo. Ni siquiera concebí la idea de un texto que cuente cómo se dio mi cambio, mi aproximación a esta sociedad que se está creando y que hará notar a muchos, como lo noté yo en su momento, que la gente es buena, la gente quiere ayudar, la gente es más agradable de lo que parece. Es solo cuestión de cómo se trabaja con la gente el hacer que sea como verdaderamente es: buena.
Como yo no sé leer ni escribir, o tal vez sé pero ya no me acuerdo, el que escribe este texto es la misma persona que me dio la idea y la posibilidad de ser yo también una persona. Yo estoy contando esto ahora para que ustedes comprendan y colaboren. Necesitamos que la gente colabore.
Entonces, para mayor claridad de ustedes, pondremos dos nombres a los integrantes de esta historia. Serán Uno, yo, y Dos, el que escribe este texto. Yo conocí a Dos una tarde calurosa de febrero, yo estaba recostado contra la entrada del subte, en Callao y Corrientes, yo estaba entre la multitud de gente y Dos se paró frente a mí y me dijo:
-¿Por qué estás tirado ahí?
Yo le dije lo que le decía a todo el mundo, de manera automática, le pedí que se alejara unos pasos si no iba a tirarme una moneda, para que otro que sí quisiera hacerlo no encuentrara obstáculo. Entonces Dos me dijo:
-Sos un ciruja espantoso, así quien te ve se asusta, das asco, no das lástima, no servís.
Yo ahora soy un hombre corregido. Tengo, creo, 36 años y estoy corregido y quiero operar mi corrección sobre muchos de mis compatriotas. Pero cuando Dos me habló yo era tal cual él me describió. Yo olía mal, yo tenía la nariz amarilla, yo no podía hablar con mucha claridad porque me la pasaba mucho rato repitiendo la misma frase:
-Ey, te sobra una moneda.
Y, en muy pocas ocasiones, me la daban.
Dos no me dio una moneda sino que me dijo que volvería al otro día con una mejora para mí. Yo no me acuerdo que dijo eso, yo no me acuerdo ni de cuando lo conocí, pero él sí, así que me lo cuenta y gracias a eso puedo relatarlo. No estoy haciendo más que relatar la historia de otro, que entonces era yo, a través de la voz de este que soy yo ahora, y a través de las manos de Dos que la escribe. Yo ahora soy Tres.


2
Tres está parado en una parada de colectivo, limpio, de sport, el cuerpo subordinado por una muleta, abatido por el cansancio de caminar en muletas. Cuando Tres se revisa los bolsillos, descubre que le faltan monedas. Entonces se acerca a la persona que tiene más cerca, extiende un billete de 10 pesos y le dice:
-Disculpe que la moleste, señora, pero olvidé el carné de minusválido y me faltan moneditas para pagarme el pasaje. ¿Sería tan amable de facilitarme unas monedas de cambio?
Todo el párrafo lo dice Tres en voz alta, para que lo escuche toda la fila. Varias cabezas voltean a mirarlo. En caso de que la persona a la que se lo pide no tenga monedas, siempre otra se le pone al paso y le tiende unos centavos. Tres agradece el gesto rápido y se embolsa la moneda. Inmediatamente Tres se aleja de la fila, sin preocuparse de dar alguna explicación. En pocas horas, Tres forma unas cuarenta filas en paradas de colectivos.
El billete de diez pesos es falso, la muleta es falsa, la limpieza es también falsa, porque bajo el pantalón y la chaqueta, Tres no tiene calzoncillos y la camiseta está agujereada y sucia. En poco tiempo de colecta, Tres había conseguido ahorrarse unos 600 pesos en monedas. No las gastó porque, desde el primer día, no supo qué hacer con el dinero. Buscó por muchos días a Dos, que le había regalado la ropa y el billete falso y le había preparado el truco. Quería pagarle. Pero Dos no se presentó sino recién al tercer mes, una madrugada en que Tres se disponía a dormir en su colchón de cartón bajo un banco en la plaza Congreso, utilizando las ropas limpias como almohada y abrazando la muleta. Dos se acercó a la cama de Tres bajo el banco y le dijo:
-¡Ey, ciruja! Despertate que te vengo a ver.
Tres se despertó, muy contento ante la aparición de su ángel. Antes de decirle una palabra, le indicó uno de los árboles de la plaza, con una señal para que lo acompañase hasta allí. Dos y Tres caminaron tranquilos hasta el árbol. Entonces Tres escaló el árbol, se metió entre las hojas de la copa, y apareció después con una bolsa grande de plástico. Una vez sentado con Dos en un banco, abrió la bolsa y adentro había un cofre de madera. El cofre, una vez abierto, se mostró lleno de monedas brillantes. Mientras le entregaba el cofre, Tres le dijo a Dos:
-Ya no entraban más así que estos días no salí a juntar monedas.
-Oh, muy bien, ciruja, hiciste muy bien. Ahora me llevo estas monedas y vos tenés el cofre vacío otra vez para que no tengas problemas. Mirá, ciruja, te quería hablar de algo más. Estoy armando una organización, vos tenés que saber que no sos el primer ciruja con el que trabajo. Mirá, hasta ahora hay once. Están distribuidos en todas partes. Es una organización anónima, una empresa de cirujas recolectores de monedas. Mirá, la empresa ya arrancó, vos sos el segundo cobro de hoy, el otro me dio setecientos pesos. Mucha plata, ciruja. Pero ahora vengo a pedirte un favor, necesito que hagas por mí algo. La empresa está en proceso de expansión: se llama “Repartamos la gracia de comer”. Estoy creando enlaces para exportar la idea, ¿me entendés? Los contactos que tengo son gente de altas esferas. Es una organización clandestina. Ya hay filiales formándose en Córdoba, San Pablo, en Medellín, Santiago y Asunción. Quiero poner tu testimonio para que los contactos sepan que funciona. Así los contactos van a organizar mejor a sus cirujas, ¿entendés? En todas partes hay cirujas, casi todos espantosos, pero con una buena organización se puede hacer muchísimo y necesito que vos me des una mano. ¿Estamos de acuerdo?


3
Lo más importante que quiero decir es que yo soy ahora una persona. Y puedo hablar con claridad, incluso escribir con claridad, porque tengo quien lo haga por mí. Yo ahora sé lo que es la dignidad humana, yo ahora sé que la gente es buena, yo ahora sé que necesitaba ayuda y la obtuve. Si ustedes trabajan en conjunto, muchos que eran como yo era, podrán ser como ahora soy, es decir, tener una vida mejor. Es por eso que es importante que organicen a gente que es como era yo, en las ciudades donde estén, para que así poco a poco puedan ser como yo soy ahora. Es todo lo que quiero decirles."

Autor: e.r.
Fuente: http://barcoborracho1871.blogspot.com/

jueves, junio 07, 2007

Tercera edad

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Hay un momento en la vida (siempre y cuando se trate de una vida lo suficientemente larga) en el que una persona se convierte en una persona de la tercera edad. Dos hechos llaman la atención sobre este inevitable tránsito: que nadie viene de la segunda edad ni ésta de la primera y que la tercera edad no desemboca en la cuarta. La tercera edad por tanto viene a ser una edad ordinal desamparada de la sucesión y del orden.
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lunes, mayo 28, 2007

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¿Nunca te ha pasado que ves pasar un perro callejero y te vas con él y te quedas muy solo sin ti?

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¿Cómo podría yo tomar dos (o más) cosas y construir con sus diferencias un objeto?


......................................................Wittgenstein

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Justicia

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Estando como está tan deteriorado el sentido de la justicia (el concepto justo de justicia ya nadie sabe cuál es o mejor dicho, no hay consenso), no queda más remedio que creer en el que uno tiene (si es que lo tiene), lo cual resulta bastante arbitrario por parte de uno, por no decir irresponsable, por no decir injusto. Me parece haber oído en más de una ocasión la frase “se han perdido los valores”, aunque no es fácil en cada ocasión saber a qué valores se hace referencia, o incluso qué es un valor. Lo que sí consta es que la pérdida de valores tiene un valor negativo, pero ¿cómo se valora? Es difícil sin tener un concepto justo de justicia, pero ¿cómo obtenerlo? En todo caso éste debería preceder a todo lo conceptuable, para que pueda serlo. Pero no lo precede. Es una vieja idea terrible e inmortal, tal vez inmoral, fácil de comprender pero que hace injustamente sufrir.
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domingo, mayo 27, 2007

La Absurda

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Las estructuras lógicas liberadas muestran la ausencia de una disciplina (complementaria) más profunda: la absurda. La lógica no es una carcel, no constriñe ni esteriliza la imaginación, al contrario, pero este es el mito de la lógica policial, o del instrumento lógico que requiere la llamada ciencia normal para preservar su intrascendencia y su monotonía. Todo descubrimiento (científico o no) se basa, en cambio, en la lógica delictiva, donde desatadas de su función represiva, las mismas fórmulas desnudan sus falacias y se dejan llevar hacia una nueva estructura. Posible o imposible, se trata de un orden nuevo, fruto del ejercicio de la libertad. Hay que torcer las vigas, las cabillas, no siempre el edificio será inhabitable, y aunque lo fuera, habríamos respirado otro aire (el aire que circula por el edificio incongruente (silbidos chirridos, otra música).
La lógica y la absurda son ciencias inseparables, una misma.
Mejor llamémosla: una metodología.
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sábado, mayo 19, 2007

Cosas

Tantas cosas que pasan y aún así hay una cola de cosas esperando pasar, muy irritadas algunas porque debieron haber pasado hace tiempo y mire, le dice una cosa a otra, de aquí a que yo pase, ya ni vale la pena, ya perdí el entusiasmo de pasar, pasaré por no dejar, pero sin ganas y rápido, para que después pase usted. Yo soy considerada, no como esa gente en los semáforos. Sí, dice la otra, qué se le hace, son cosas que pasan, no se deprima y por mí no se apure, aunque le agradezco, pero yo soy horrible, preferiría no pasar.

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Dudo luego dudo.


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viernes, mayo 18, 2007

Preguntas

¿Hay aquí un número infatigable de seres profundos?
¿Como quien se levanta con el aire arrugado?
¿El infinito se aburre, pero no cuando da la vuelta?
¿Un rayo de luz debe dar grandes rodeos?
¿Un círculo es la línea recta que recorre la menor distancia hacia sí misma (y en sí misma)?
¿Siempre quedan muchas razones para más tarde?

Asunto del resultado

¿Cómo llegar a un resultado? A un resultado a priori, específico, exacto, inmutable. El resultado no puede ser, por tanto, una premonición de la hipótesis, que será necesariamente confirmada (aunque esto en realidad sea así en toda la ciencia deshonesta).
Pero pensemos en un procedimiento (científico o no) completamente honesto: tenemos un resultado, aquí está. Nuestro problema consiste en cómo llegar a él, averiguar el camino.
No diremos entonces: hemos llegado a este resultado a través de este camino, diremos: hemos llegado a este camino a través de este resultado.

Arte de la invisibilidad

"Para sobrevivir a un medio, lo saben todas las especies, es necesario manejar, al menos mínimamente, un arte de la invisibilidad. Se hace invisible, en mayor o en menor grado, aquel volumen sobre el que el roce de la luz no está asociado a la resonancia de un sintagma en la mirada de los otros volúmenes que puedan mirarlo (los sintagmas vuelan locos en la cavidad verbal del nombrante y el paso circadiano de la luz los organiza horizontalmente en pequeños bloques). No ser visto es pues, genéticamente, no ser nombrado. Por ello el arte de la invisibilidad es un arte de la fuga, y nos dice que, para escapar del ojo, al menos dentro de la especie humana, es preciso primero escapar de la lengua, a menudo filosa".

J. A. Calzadilla Arreaza


Tomado de: Crónicas y tópicas de la Edad de la Muerte.

jueves, mayo 17, 2007

Bodrio

Ahora mi esposa, que es bióloga y pianista (intepreta magistralmente a Kachaturiam), se está reconciliando con Darwin y está dispuesta a terminar de leerse ese bodrio, dice, El origen de las especies, tantas veces abandonado. Lo más interesante de ese libro, que se relaciona quizás con el alto grado de aburrimiento que produce, es que nunca habla ni explica ni dice nada sobre el origen de las especies. Es posible que Darwin, en la intimidad de ese sufrimiento, de esa larga demora, lo supiera. Es posible que su genialidad se fundamente en este conocimiento. No es un disparate: a los genios se los reconoce aunque no hagan nada.
Enseguida me acordé de El perro andaluz, donde no aparece ningún perro andaluz ni no andaluz. Es lo mismo, pensé, aunque sea todo lo contrario. Una verdadera ironía, pues la ausencia de un perro andaluz en la película responde a una racionalidad, resulta consecuente con el propósito surrealista, pero que el origen de las especies no sea tratado en El origen de las especies es científicamente un despropósito.

sábado, marzo 03, 2007

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Señor Kafka: yo también he sentido el deseo de quemar sus obras.

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miércoles, enero 10, 2007

Hay un hecho callado que mira al suelo, tan inmensamente tímido que resulta invisible su... ¿transcurso configurativo? Es un hecho autocrítico, muy severo, que cuestiona su existencia y su consistir. Lo embargan dudas refinadas, primitivas. Vive simultáneamente en la sospecha del sí y en la del no, y en el fondo siente que carece de fondo, así que se hunde y se hunde en fondos cada vez más profundos, fondos quizás inagotables, o en tal caso no fondos, como sin descanso parece comprobar.

martes, enero 09, 2007

Sustancia

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Sustancia era, para Aristóteles, aquello que no puede ser predicado de nada. Es decir, aquello de lo cual dependen una gran cantidad de existires, que, para ser, necesitan anexarse a un sujeto invariable y siempre idéntico. Sin embargo, este individuo desaparecería si de golpe, por algún motivo, todos sus accidentes lo abandonaran. Más aún: un accidente no depende de un individuo en particular sino de cualquier individuo. Así, si el color verde o verduzco un día de estos fuera desterrado de mi cara, no por eso dejaría de existir en los árboles, en el agua del mar, y en tantas otras sustancias siempre dispuestas a acogerlo. Pero uno podría imaginarse una manera opuesta de mirar el mundo, en la que el verde fuera un individuo, una sustancia primera, y en el que las plantas, el agua del mar (cuando es verde) y otras tantas cosas verdes fueran afecciones del verde. Y se diría: el verde está agua o el verde está cara o el verde está lechuga. Sería éste un individuo mucho más amplio que Juan o este perro. Y si luego se reunieran en un solo concepto todas las posibles cualidades, si juntáramos verde, suave, redondo, meditabundo, ardiente, obtendríamos un ser, que sería el más vasto de los individuos, y si, además, le diéramos el nombre de Sustancia, podríamos decir de aquello que se nos aparece: la sustancia está perro o árbol o cara, y con ello, predicaríamos de esta sustancia todo lo que existe, todo lo que antes llamábamos individuos y que ahora no son más que modificaciones, accidentes, predicados de ella.
También podemos pensarlo de otro modo: podemos imaginar que desaparecen todas las cualidades excepto una: el verde. Sería tonto entonces decir: Juan es verde, este perro es verde. Habría obviamente que renunciar a considerar que el verde es una cualidad y resignarse a que el verde es un individuo algunas veces afectado de perro, otras de Juan, o simultáneamente afectado de árbol y cascada. Lo cierto es que, en este caso, el verde no existiría en nuestra mente, no sería de ningún modo nombrable y ni siquiera concebible, pues su grandeza, su infinidad y su ser en todo, o su todo ser en él, lo volvería invisible, indecible, inimaginable, y sólo nosotros, que hemos realizado este pequeño experimento, sabríamos que el verde es Dios.
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sábado, diciembre 09, 2006

Libertad de expresión

En mi humide opinión, expresarse y más aún expresarse libremente es una actividad irresponsable, un ejercicio de la violencia. Porque el que se expresa supone la existencia de al menos un receptor que, en el momento de recibir el acto expresivo, está necesariamente sometido. De esta manera el discurso que ennoblece la libertad de expresión, considerándola un derecho incuestionable, margina un derecho tanto o más esencial: la libertad de recepción. El ejercicio de este derecho en un mundo plagado de manifestaciones expresivas, resulta cada día más difícil, por no decir imposible. Pero yo propongo una salida mercantilista. Propongo, que si usted, por ejemplo, escribe un artículo contra el individualismo o el colectivismo, y yo lo leo, usted me pague. Por supuesto, yo ahora debería pagarle a usted ya que por lo visto me está leyendo. Pero esto no sería problema porque yo podría pagarle a usted con lo que obtenga de la lectura de un artículo suyo o de otro. El articulista más leído, claro, sería el que más artículos ajenos tendría que leer para poder así pagar su gran fama, lo que le restaría quizás tiempo para producir los suyos propios. No se piense que así caeríamos en una injusticia de clase porque en este sistema la única moneda sería la lectura, la lectura personal, individual, indelegable. Se podría objetar que alguien, por tener recursos, podría dedicarse exclusivamente a leer artículos e incrementar así su fortuna. Pero esta objeción no prospera, ya que leer artículos se convertiría en un trabajo tan digno como cualquiera, y una persona sin recursos, si lo desea, podría dejar el trabajo que tiene para dedicarse a éste.

sábado, octubre 14, 2006

Esta señora, Yourcenar, opina que hay que evitar lo artificial, siempre preferir lo natural. Pero no evalúa los términos, tranquilamente asume el (presunto) antagonismo de sus significados. En qué andaba pensando que no pensaba. Y ¿que más artificial que irse a vivir, en el siglo XX, a una isla sin tecnología. Quizás, no le atraía tanto lo natural y lo rústico, le atraía la solemnidad de ese mundo lleno de razones ya consagradas, ese simulacro del pasado al que se fue a vivir con sus lenguas muertas.

martes, octubre 10, 2006

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Ciertas conductas humanas hacen que el perro piense: sólo le falta ladrar.


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Este niño anómalo oía con los ojos, veía con los oídos, pero las funciones no estaban alteradas, él oía el paisaje, veía los sonidos.
Por lo que su anomalía pasó por completo desapercibida.

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lunes, octubre 09, 2006

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Miranda rigths:


Todo lo que escriba podrá ser usado en su contra.


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"Entre nuestros artículos de quincallería perezosa recomendamos el grifo que deja de manar cuando no se le escucha".

Marcel Duchamp.

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Procedimientos literarios:
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“Yo improviso. Todo va saliendo página tras página, día a día, y no vuelvo sobre lo que ya he escrito porque creo que la corrección esteriliza. Lo que escribimos en un primer impulso, o en un segundo o tercer impulso, tiene grandes posibilidades de causarnos vergüenza. Pero yo creo que la vergüenza es una de las cosas que nos permiten vivir, que nos recuerdan el riesgo de vivir. Un sistema de corrección llevado hasta sus últimas consecuencias conduciría a una imposibilidad de escritura o a no escribir más que una sola página en toda la vida. Lo que a mí me gusta es escribir, salga lo que salga. Y mi manera de corregir es escribiendo las páginas, los libros siguientes”.
César Aira


“Yo no escribo, sólo corrijo”.
Augusto Monterroso
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domingo, octubre 08, 2006

Para torturar a alguien lo mejor es dejar pasar un largo segundo. A medida que pasa, el segundo parece bifurcarse en otros que a su vez parecen bifurcarse en otros y así sucesivamente. Pero es siempre el mismo sádico segundo.

Definición de poesía

La poesía consiste en una serie vertical de oraciones quebradas que se organiza en forma de columna en dos dimensiones, y en las que el lector aprecia casi siempre una completa regularidad del lado izquierdo, mientras que el lado derecho parece mordisqueado. Si uno da media vuelta al poema, y hace coincidir el lado izquierdo con el lado de abajo y el derecho con el de arriba, puede trazar con la ayuda de un lápiz la topografía del lado derecho que simula una cadena montañosa. Aunque puede ocurrir que el poema tampoco presente regularidad izquierda. Estos casos son muy satisfactorios pues pueden trazarse líneas quebradas por ambos lados para conseguir un objeto más útil e interesante, que sirva de molde para el vaciado de letras. Los poetas podrían así escoger moldes ya hechos, beneficiándose mucho y ahorrándose el trabajo de andar a la deriva en busca de posibles formas aún desconocidas, formas cuyos límites no se hallan bien delimitados, formas ápeiron anteriores a lo circunscrito.