jueves, junio 07, 2007

Tercera edad

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Hay un momento en la vida (siempre y cuando se trate de una vida lo suficientemente larga) en el que una persona se convierte en una persona de la tercera edad. Dos hechos llaman la atención sobre este inevitable tránsito: que nadie viene de la segunda edad ni ésta de la primera y que la tercera edad no desemboca en la cuarta. La tercera edad por tanto viene a ser una edad ordinal desamparada de la sucesión y del orden.
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lunes, mayo 28, 2007

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¿Nunca te ha pasado que ves pasar un perro callejero y te vas con él y te quedas muy solo sin ti?

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¿Cómo podría yo tomar dos (o más) cosas y construir con sus diferencias un objeto?


......................................................Wittgenstein

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Justicia

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Estando como está tan deteriorado el sentido de la justicia (el concepto justo de justicia ya nadie sabe cuál es o mejor dicho, no hay consenso), no queda más remedio que creer en el que uno tiene (si es que lo tiene), lo cual resulta bastante arbitrario por parte de uno, por no decir irresponsable, por no decir injusto. Me parece haber oído en más de una ocasión la frase “se han perdido los valores”, aunque no es fácil en cada ocasión saber a qué valores se hace referencia, o incluso qué es un valor. Lo que sí consta es que la pérdida de valores tiene un valor negativo, pero ¿cómo se valora? Es difícil sin tener un concepto justo de justicia, pero ¿cómo obtenerlo? En todo caso éste debería preceder a todo lo conceptuable, para que pueda serlo. Pero no lo precede. Es una vieja idea terrible e inmortal, tal vez inmoral, fácil de comprender pero que hace injustamente sufrir.
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domingo, mayo 27, 2007

La Absurda

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Las estructuras lógicas liberadas muestran la ausencia de una disciplina (complementaria) más profunda: la absurda. La lógica no es una carcel, no constriñe ni esteriliza la imaginación, al contrario, pero este es el mito de la lógica policial, o del instrumento lógico que requiere la llamada ciencia normal para preservar su intrascendencia y su monotonía. Todo descubrimiento (científico o no) se basa, en cambio, en la lógica delictiva, donde desatadas de su función represiva, las mismas fórmulas desnudan sus falacias y se dejan llevar hacia una nueva estructura. Posible o imposible, se trata de un orden nuevo, fruto del ejercicio de la libertad. Hay que torcer las vigas, las cabillas, no siempre el edificio será inhabitable, y aunque lo fuera, habríamos respirado otro aire (el aire que circula por el edificio incongruente (silbidos chirridos, otra música).
La lógica y la absurda son ciencias inseparables, una misma.
Mejor llamémosla: una metodología.
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sábado, mayo 19, 2007

Cosas

Tantas cosas que pasan y aún así hay una cola de cosas esperando pasar, muy irritadas algunas porque debieron haber pasado hace tiempo y mire, le dice una cosa a otra, de aquí a que yo pase, ya ni vale la pena, ya perdí el entusiasmo de pasar, pasaré por no dejar, pero sin ganas y rápido, para que después pase usted. Yo soy considerada, no como esa gente en los semáforos. Sí, dice la otra, qué se le hace, son cosas que pasan, no se deprima y por mí no se apure, aunque le agradezco, pero yo soy horrible, preferiría no pasar.

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Dudo luego dudo.


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viernes, mayo 18, 2007

Preguntas

¿Hay aquí un número infatigable de seres profundos?
¿Como quien se levanta con el aire arrugado?
¿El infinito se aburre, pero no cuando da la vuelta?
¿Un rayo de luz debe dar grandes rodeos?
¿Un círculo es la línea recta que recorre la menor distancia hacia sí misma (y en sí misma)?
¿Siempre quedan muchas razones para más tarde?

Asunto del resultado

¿Cómo llegar a un resultado? A un resultado a priori, específico, exacto, inmutable. El resultado no puede ser, por tanto, una premonición de la hipótesis, que será necesariamente confirmada (aunque esto en realidad sea así en toda la ciencia deshonesta).
Pero pensemos en un procedimiento (científico o no) completamente honesto: tenemos un resultado, aquí está. Nuestro problema consiste en cómo llegar a él, averiguar el camino.
No diremos entonces: hemos llegado a este resultado a través de este camino, diremos: hemos llegado a este camino a través de este resultado.

Arte de la invisibilidad

"Para sobrevivir a un medio, lo saben todas las especies, es necesario manejar, al menos mínimamente, un arte de la invisibilidad. Se hace invisible, en mayor o en menor grado, aquel volumen sobre el que el roce de la luz no está asociado a la resonancia de un sintagma en la mirada de los otros volúmenes que puedan mirarlo (los sintagmas vuelan locos en la cavidad verbal del nombrante y el paso circadiano de la luz los organiza horizontalmente en pequeños bloques). No ser visto es pues, genéticamente, no ser nombrado. Por ello el arte de la invisibilidad es un arte de la fuga, y nos dice que, para escapar del ojo, al menos dentro de la especie humana, es preciso primero escapar de la lengua, a menudo filosa".

J. A. Calzadilla Arreaza


Tomado de: Crónicas y tópicas de la Edad de la Muerte.

jueves, mayo 17, 2007

Bodrio

Ahora mi esposa, que es bióloga y pianista (intepreta magistralmente a Kachaturiam), se está reconciliando con Darwin y está dispuesta a terminar de leerse ese bodrio, dice, El origen de las especies, tantas veces abandonado. Lo más interesante de ese libro, que se relaciona quizás con el alto grado de aburrimiento que produce, es que nunca habla ni explica ni dice nada sobre el origen de las especies. Es posible que Darwin, en la intimidad de ese sufrimiento, de esa larga demora, lo supiera. Es posible que su genialidad se fundamente en este conocimiento. No es un disparate: a los genios se los reconoce aunque no hagan nada.
Enseguida me acordé de El perro andaluz, donde no aparece ningún perro andaluz ni no andaluz. Es lo mismo, pensé, aunque sea todo lo contrario. Una verdadera ironía, pues la ausencia de un perro andaluz en la película responde a una racionalidad, resulta consecuente con el propósito surrealista, pero que el origen de las especies no sea tratado en El origen de las especies es científicamente un despropósito.

sábado, marzo 03, 2007

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Señor Kafka: yo también he sentido el deseo de quemar sus obras.

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miércoles, enero 10, 2007

Hay un hecho callado que mira al suelo, tan inmensamente tímido que resulta invisible su... ¿transcurso configurativo? Es un hecho autocrítico, muy severo, que cuestiona su existencia y su consistir. Lo embargan dudas refinadas, primitivas. Vive simultáneamente en la sospecha del sí y en la del no, y en el fondo siente que carece de fondo, así que se hunde y se hunde en fondos cada vez más profundos, fondos quizás inagotables, o en tal caso no fondos, como sin descanso parece comprobar.

martes, enero 09, 2007

Sustancia

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Sustancia era, para Aristóteles, aquello que no puede ser predicado de nada. Es decir, aquello de lo cual dependen una gran cantidad de existires, que, para ser, necesitan anexarse a un sujeto invariable y siempre idéntico. Sin embargo, este individuo desaparecería si de golpe, por algún motivo, todos sus accidentes lo abandonaran. Más aún: un accidente no depende de un individuo en particular sino de cualquier individuo. Así, si el color verde o verduzco un día de estos fuera desterrado de mi cara, no por eso dejaría de existir en los árboles, en el agua del mar, y en tantas otras sustancias siempre dispuestas a acogerlo. Pero uno podría imaginarse una manera opuesta de mirar el mundo, en la que el verde fuera un individuo, una sustancia primera, y en el que las plantas, el agua del mar (cuando es verde) y otras tantas cosas verdes fueran afecciones del verde. Y se diría: el verde está agua o el verde está cara o el verde está lechuga. Sería éste un individuo mucho más amplio que Juan o este perro. Y si luego se reunieran en un solo concepto todas las posibles cualidades, si juntáramos verde, suave, redondo, meditabundo, ardiente, obtendríamos un ser, que sería el más vasto de los individuos, y si, además, le diéramos el nombre de Sustancia, podríamos decir de aquello que se nos aparece: la sustancia está perro o árbol o cara, y con ello, predicaríamos de esta sustancia todo lo que existe, todo lo que antes llamábamos individuos y que ahora no son más que modificaciones, accidentes, predicados de ella.
También podemos pensarlo de otro modo: podemos imaginar que desaparecen todas las cualidades excepto una: el verde. Sería tonto entonces decir: Juan es verde, este perro es verde. Habría obviamente que renunciar a considerar que el verde es una cualidad y resignarse a que el verde es un individuo algunas veces afectado de perro, otras de Juan, o simultáneamente afectado de árbol y cascada. Lo cierto es que, en este caso, el verde no existiría en nuestra mente, no sería de ningún modo nombrable y ni siquiera concebible, pues su grandeza, su infinidad y su ser en todo, o su todo ser en él, lo volvería invisible, indecible, inimaginable, y sólo nosotros, que hemos realizado este pequeño experimento, sabríamos que el verde es Dios.
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