sábado, octubre 14, 2006

Esta señora, Yourcenar, opina que hay que evitar lo artificial, siempre preferir lo natural. Pero no evalúa los términos, tranquilamente asume el (presunto) antagonismo de sus significados. En qué andaba pensando que no pensaba. Y ¿que más artificial que irse a vivir, en el siglo XX, a una isla sin tecnología. Quizás, no le atraía tanto lo natural y lo rústico, le atraía la solemnidad de ese mundo lleno de razones ya consagradas, ese simulacro del pasado al que se fue a vivir con sus lenguas muertas.

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